Una de las historias que guarda en la mente Michael Goodwin en sus conferencias como líder del proyecto Endeavor se remonta a mediados de la década del 50, cuando no había ningún emprendimiento tecnológico en Silicon Valley. Entonces ocho ingenieros provenientes de ciudades como Nueva York, Boston y Los Ángeles se instalaron en el sur de San Francisco para fundar Fairchild Semiconductor, la primera empresa que utilizó silicio para el desarrollo de chips de computadoras, y con ello otorgarle la denominación de “valle del silicio” a la zona que hoy en día comprende los mayores negocios de alta tecnología de Estados Unidos.
En la actualidad, según Goodwin, esta empresa tiene un valor de casi dos billones de dólares. Pero lo que más rescata es que el 70 % de las empresas públicas en Silicon Valley fueron influenciadas por esta. Y es que luego de haber surgido, los miembros que la constituyeron salieron para invertir en muchos más emprendimientos. Uno de los fundadores, por ejemplo, lo hizo en Apple, otro volvió a empezar en Intel Corporation, el mayor fabricante de circuitos integrados del mundo, y uno más empezó el que hoy en día es el fondo de capital de riesgo más exitoso en Silicon Valley.
De estas tres empresas lo que Goodwin concluye es que no solo tienen éxito económico, sino que mantienen ese ciclo en el cual esos emprendedores pueden reinvertir el éxito conseguido en nuevos negocios.
Efecto multiplicador
Una historia parecida a la registrada en Norteamérica hace medio siglo la encuentra hoy Goodwin en Bogotá, aunque con una compañía que nació en Estados Unidos en 2001: TorrenegraLab. Esta, a pesar de constituirse en un año negro para la historia del país norteamericano, se ha desarrollado con el objetivo de construir e investigar en innovación. Y a partir de su éxito ha propiciado otros emprendimientos de aplicación en Colombia como Tappsi y VoiceBunny.
“Queremos ver esto en Medellín”, afirma Goodwin en diálogo con EL MUNDO, y por ello en su visita esta última semana a la capital antioqueña, a propósito de la Semana Global del Emprendimiento, ha aprovechado para reunirse con sus colegas de Endeavor en torno al plan de abrir una oficina en la ciudad, y desde ya observa cuálesemprendedores están en rápido crecimiento para hacer parte de la red de esta empresa global del fomento del emprendimiento de “alto impacto”.
Para él, el sector público está mucho más involucrado aquí en Medellín que en otras partes del mundo, y por eso le gustaría que tanto los emprendedores, “como los que trabajan en política pública”, empiecen a pensar en “scaleups”.
Al meditar sobre los requisitos para que una empresa local pueda escalar (ver recuadro), Michael Goodwin advierte que los emprendedores deben tener acceso a una red global, y que si bien Medellín tiene conexiones a los centros globales de innovación, “pueden tener más, y los emprendedores que tienen acceso a una red más global pueden pensar en grande, pueden empezar una empresa con una fundación global, con un producto global, y pueden pensar en vender no sólo en Medellín, no sólo en Colombia, sino en toda la región y todo el mundo”.
Fuente: Periódico El Mundo