Enviado por Anónimo (no verificado) el Vie, 04/07/2014 - 9:27am
Aunque hace un par de meses se encendieron las alertas por el nivel de los embalses, luego de que las autoridades internacionales y nacionales confirmaran la alta probabilidad de que el próximo año se registre el fenómeno del Niño (período de sequía por calentamiento de las aguas del océano Pacífico), en las últimas semanas la situación se ha corregido y el fantasma del riesgo de desabastecimiento de energía prácticamente ha desaparecido.
A mediados de abril, la cantidad de agua en todas las centrales de generación hidráulica del país llegó al 41 por ciento, que, si bien era más alto que el 31 por ciento registrado en algún momento del 2013, generaba temores porque no alcanzaran a recuperarse para la llegada del fenómeno climático.
Pero en menos de dos meses, la proporción de agua útil para generar energía ya está por encima del 66 por ciento (reporte del primero de julio), lo que, para varios expertos y representantes del sector, muestra que las políticas y la estructura del sistema han funcionado.
El presidente de Termobarranquilla (Tebsa), Luis Miguel Fernández Zaher, destacó la señal de las entidades que administran el mercado de energía mayorista, al requerir una mayor participación en todo el parque térmico, con el fin de aprovechar el repunte de las lluvias en algunas zonas del país, desde finales de mayo a la fecha, para ahorrar el agua.
Según la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), mientras en mayo del año pasado la participación de las centrales térmicas en el total de generación estuvo en el 23,47 por ciento, en el mismo lapso del 2014 dicha participación se incrementó y llegó al 35,04 por ciento.
Según el directivo, una medida que ha resultado clave ha sido la decisión de suspender las exportaciones de gas a Venezuela, con el fin de que las térmicas tuvieran una mayor disponibilidad de este energético y no se vieran forzadas a utilizar combustibles líquidos para generar (fuel oil y ACPM), los cuales son mucho más costosos por estar ligados a las cotizaciones internacionales y ser derivados del petróleo.
Tranquilidad con el 70 %
Fernández explicó que en el Centro Nacional de Despacho (CND), las proyecciones indican que hay tranquilidad si los embalses llegan a noviembre en un nivel de entre el 60 y el 70 por ciento. Hay que tener en cuenta que en junio llovió entre un 15 y un 20 por ciento por encima del nivel medio.
Se aspira a que, entre septiembre y noviembre, cuando se incrementan las lluvias y las centrales hidroeléctricas pueden subir un poco más sus porcentajes de llenado, Tebsa, que es la principal térmica del país y que atiende a gran parte de la demanda de la Costa Atlántica, pueda hacer los mantenimientos de sus unidades de vapor para que, al iniciarse la temporada seca, tenga toda su capacidad disponible.
A su turno, Luis Fernando Rico, presidente de Isagén, explicó que, afortunadamente, en el oriente del país se están recuperando embalses como los de Guavio y Chivor, mientras en el nororiente, uno de los que han reaccionado es el de Guatapé (Antioquia).
“Se están recuperando y creo que vamos en un nueva ruta para no tener problemas”, aseguró el directivo.
Las cifras de la empresa XM revelan que entre abril y junio el sistema ha estado en capacidad de atender el incremento de la demanda de energía, pues en el primero de estos meses la variación del consumo acumulado fue del 3,95 por ciento, y en el segundo el repunte fue del 4,36 por ciento, por encima de la variación que se presentó en el mismo lapso del año pasado, cuando se situó en 4,15 por ciento.
Se necesita todo el gas
Al señalar que el país debe prepararse para un Niño más prolongado y más duro, aunque sería ideal que no fuera tan intenso –como ha informado el Ideam–, Ángela Montoya, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgén), aseguró que, si bien el Gobierno acertó con la suspensión de las exportaciones de gas a Venezuela, se necesita que firme el decreto para suspender, también temporalmente, las exportaciones de gas del campo Gibraltar, en Norte de Santander.
La razón de lo planteado estriba en que, incluso con la producción de esta área, las mediciones de la Unidad de Planeación Minero-Energética (Upme) muestran que hay un déficit pequeño para que las térmicas puedan tener el combustible con el fin de generar energía al menor costo posible cuando se cuida el nivel de agua.
Acolgén cree que, al prepararse para el peor de los escenarios, el país tiene la confiabilidad, porque la energía más costosa es la que no se tiene, ya que, entre la que se obtiene con combustibles líquidos como el ACPM o el fuel oil y la que se produce con agua, la relación es de cinco a uno en materia de precio.
Fuente: El Tiempo.com